La agricultura es una actividad que está constantemente bajo presión a los cambios, esta industria ha venido siendo desafiada por los efectos directos e indirectos del cambio climático, como la sequía, las heladas, inundaciones e incendios forestales entre otros. La pandemia del COVID 19 ha afectado fuertemente, no solamente la salud y calidad de vida de las personas, sino que también distintos sectores productivos como la agricultura.
Si bien es cierto la crisis del COVID 19 no ha ocasionado demasiados problemas en la producción, más allá de la implementación de las medidas de protección, los mayores problemas al inicio de haberse declarado la pandemia se presentaron en la venta de sus productos. El cierre por cuarentena del Terminal de Flores de Santiago, los cementerios y pérgolas y otros lugares donde comúnmente se venden las flores, ocasionó graves pérdidas, presagiando un escenario bastante desolador para todos los productores.
Sin embargo los floristas nuevamente han hecho una demostración de carácter y voluntad, reinventándose y buscando alternativas para sus productos, utilizando las redes sociales y añadiendo valor agregado a sus flores. Esto se ha visto favorecido por la baja considerable en la oferta de flor importada, brindándole a los productores chilenos de flores un espacio sin precedentes para acceder a nuevos mercados. Adicionalmente, el hecho de que los hogares se hayan convertido en lugares de trabajo, estudio, recreación y esparcimiento, ha causado que las personas se preocupen cada vez más por mantener un ambiente agradable en sus casas, donde las flores están ocupando un lugar muy importante. Una buena noticia para nuestros floricultores.